viernes, 13 de julio de 2007
El curioso incidente del perro a medianoche - Mark Haddon
Los amantes de los floripondios literarios aborrecerán este libro. Lo aborrecerán por distinto, por salvaje. Por no-esperado. No hablo de la trama; la trama de El curioso incidente del perro a medianoche no es lo que lo convierte en uno de los diez (o cinco, capaz) mejores libros que leí (justa y cruelmente, García Márquez queda fuera de todo concurso).
Esta novela misteriosa y dramática está narrada en primera persona por Christopher, un adolescente autista que es capaz de realizar cálculos matemáticos con cifras inverosímiles pero que no entiende las metáforas. Es decir: si van a leer este libro, prepárense para enfrentarse a una novela carente de todo recurso embellecedor de letras. En El curioso incidente del perro a medianoche no hay más que narraciones de hechos concretos y pelados. Es como si yo escribiera un libro de doscientas páginas en el que contara mi vida de la siguiente manera:
Hoy me desperté y desayuné. Saqué a pasear a mi perro. Al mediodía me preparé el almuerzo. Y le preparé el almuerzo al perro.
Y así, doscientas páginas. O trescientas. O lo que sea. La diferencia vital entre ese bodrio de dos líneas que acabo de escribir y el libro de Mark Haddon es que el libro seduce, angustia y emociona.
Mark Haddon demuestra tener un talento extraño: atrapa al lector con un libro que está escrito sin más recursos que una endiablada narrativa. Los amantes de los floripondios literarios lo acusarán de pobreza de lenguaje.
A mí no me gustan los amantes de los floripondios literarios. Confunden la primavera con un invernadero.
miércoles, 4 de julio de 2007
B de Bestias - Sue Grafton
Sue Grafton tuvo una vez una excelente idea: escribir una saga de novelas policiales utilizando, en sus títulos, las letras del abecedario. Es decir, letra por letra. Novela por novela.
El libro de hoy es el segundo de la saga (ya se que no hace falta tener mi elevadísimo coeficiente intelectual para darse cuenta, ya se que ya saben que la B es la segunda letra, pero ténganme paciencia) y está protagonizado, como todos, por la extraordinaria Kinsey Millhone. A ver, lo genial de Kinsey Millhone radica irónicamente en que de extraordinario no tiene nada: hasta ahora, no conozco un detective de novela que sea tan creíble como la heroína del abecedario. Dos veces divorciada, amante de la comida grasosa y poco saludable, sensible a los hombres hermosos, terca, malhablada.
Y con licencia para llevar armas.
Nos encanta Kinsey Millhone porque la sentimos posible. Sabemos que cuando seamos detectives no seremos ni el perfecto Sherlock Holmes ni la bondadosa Jane Marple ni el cándido Padre Brown.
Cuando el sueño de convertirnos en el mejor detective se haga realidad, seremos Kinsey Millhone.
Y nos encanta.
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